viernes, 28 de enero de 2011

El Bonillo. 1806, Escasez de cosecha


Decreto sobre precio de Granos:
              En la Villa de El Bonillo y Salas Capitulares de ella a los quince días del mes de Agosto de mil ochocientos seis. Juntos en la forma ordinaria por citación… Para el efecto de poner precio a los granos; Habiendo sus Mercedes conferenciado largamente y con la madurez que exige el caso, teniendo presente lo escaso de la cosecha en este pueblo con respecto a toda la Comarca. De unánime consentimiento acordaron sus Mercedes se compre en el Real Pósito para el surtido común cada fanega de trigo claro por quarenta y quatro Reales y la fanega de Jeja (trigo candeal) por treinta y nueve reales. Lo que se aga saber al Procurador del Pósito para que le conste por este Decreto. Asi lo mandaron y firmaron sus Mercedes… Yo el Escribano doy Fe” [1].

El Real Pósito era una especie de granero público, que dependía del Estado, donde se almacenaba el grano comprado por el Concejo para hacer frente a las malas cosechas en los años de escasez, tal como ocurrió en nuestro pueblo en el año 1806. El grano depositado en el pósito frenaba y estabilizaba las subidas de precios, en años de carestía, originadas por la usura y los especuladores. 
Era el Ayuntamiento compuesto por el Regidor, Diputados, Procurador Síndico y Depositario, quienes decidían el precio de los granos; adelantando las semillas para la siembra y subsidiando a los pobres cuando la gravedad del asunto lo aconsejaba. Préstamo realizado a un interés bajo y nunca abusivo[2], a precios más ventajosos que los del mercado, aunque siempre había quejas por el favoritismo y trato discriminatorio que no pocas veces se dio en los altos de Cerro Bueno. Estamos ante una clara intervención del Estado, en el mercado, en épocas de crisis. Intervención que se daba en nuestro pueblo en una época en la que no existía ni Mercado Común, ni €uros, ni pesetas, y donde lo más parecido a un entidad financiera era el pósito del común, y lo más semejante a una caja de ahorros era el cajón de la sal, con los avíos del “mataero”, para pasar el invierno.
Nota: En nuestro pueblo el Real Pósito se localizaba donde actualmente se ubica el casino.
© Ramón Fernández Chillerón


[1] Decreto sobre precios de granos del Ayuntamiento de El Bonillo. Archivo Histórico Provincial.
[2] Felipe II en una pragmática de 15 de mayo de 1584 estableció la primera reglamentación oficial, y así también lo establecía la Real Cédula de 2 de julio de 1792.

Publicado en el "Boletín de Noticias de El Bonillo" Julio/2010

jueves, 27 de enero de 2011

El Bonillo y Benjamín Palencia

Publicado en el "Boletín de Noticias de El Bonillo" Mayo/2010
Este año se han cumplido treinta años de la muerte de Benjamín Palencia, pintor vanguardista nacido en el año1894 en la vecina localidad de Barrax.
Benjamín Palencia recorrió las calles de nuestro pueblo para la feria del Cristo del año 1975, el ilustre pintor fue invitado de honor en la inauguración del museo local de pintura “Santísimo Cristo de los Milagros”. El museo se ubicó en la Parroquia de Santa Catalina, en un anexo de la capilla del Cristo. Fue proyectado y ejecutado bajo la dirección del arquitecto Agustín Peiró Amo, resuelto de forma exquisita, en dos niveles, con una traza sencilla y de extraordinaria elegancia. Por razones profesionales conocí al abogado urbanista Emilio Molina, residente en Sevilla y casado con una hermana del arquitecto, fue él quien me hizo saber que su cuñado, proyectista del museo, es descendiente de bonilleros, en particular de la familia de don Juan Vázquez. 
 El museo fue inaugurado la tarde del 13 de septiembre de 1975, víspera de la festividad del Cristo, en presencia de la Junta de la Cofradía, autoridades locales, provinciales y demás invitados. Según los asistentes, durante el acto protocolario, Benjamín Palencia refirió que su padre fue cartero urbano de El Bonillo a principios del pasado siglo, particular éste que no he podido constatar ni en el boletín del Estado, ni en la Gaceta de Madrid.
El acto de inauguración finalizó con la entrega de recuerdos locales. A Benjamín Palencia se le regaló una colcha realizada en los telares del pueblo, nuestro querido Enrique Játiva Moral lo contó así:
 “Después del acto, en el Salón parroquial, hubo un vino de honor durante el cual se le hizo entrega al gran pintor de una colcha, labrada, tejida en uno de los telares del pueblo. Alguno de los presentes le hizo ver al pintor que la colcha era rectangular y que sus cuadros también lo eran, tratando de insinuarle que regalase alguno para el museo que se acababa de inaugurar. Pero el pintor murió el 16 de enero de 1980 y el cuadro no llegó”[1].
Benjamín Palencia fue generoso con nuestra tierra, no sólo por plasmarla en sus lienzos, ese mismo año, el día 15 de mayo,  donó un millón de las antiguas pesetas, (6.000 €), al Ayuntamiento de su pueblo; y el mismo día inauguraba el Tele-club de Lezuza al cual le habían puesto el nombre del pintor. El propio Gobernador Civil de Albacete, Federico Gallo, mostraba muestras de agradecimiento por los cuadros que iban a exponer del pintor en el museo de Albacete, manifestaba a los medios que el pintor “siempre que puede descansa aquí”[2].
El cuadro no llegó a El Bonillo, tal como refiere Enrique Játiva. Es posible que el pintor no se dio por aludido con el comentario del vecino que indirectamente le insinuó la forma rectangular de la colcha, tal como los cuadros que pintaba; y posiblemente el vecino desconocía que en el mes de julio, de ese mismo año, se había subastado en la Sala Durán de Madrid un cuadro del pintor, de pequeño tamaño, por 725.000 pesetas (4357,33€). El pintor en aquellos años estaba considerado, junto a Antonio López, uno de los quince mejores pintores vivos de su época, y así constaba en la prensa nacional e internacional. 
Benjamín Palencia fue contemporáneo de Picasso, Miró, Lorca, Dalí, etc., con los que se relacionó en vida. Plasmó en sus cuadros besanas, cerros, ejidos, perdices y llanuras, el silencio de la tierra, el rumor del viento en los llanos, horizontes sin fin, en definitiva, la luz y el paisaje de La Mancha.
            Nota: El salario agrario para un obrero fijo en el año 1975 era de 393 pesetas/día (2,36€/día) y 506 pesetas/día (3,04 €/día) para un tractorista[3].
© Ramón Fernández Chillerón



[1] Enrique Játiva Moral. El Santo Cristo de mi lugar.
[2] ABC 16/05/1975
[3] Fondo documental del Instituto Nacional de Estadística.

miércoles, 19 de enero de 2011

El Bonillo. Era por Pascua

       Publicado en el "Boletín de Noticias de El Bonillo" Diciembre/2010
          Era por pascua. La casca fermentada hervía lentamente en calderas de cobre estañadas, lanzando efluvios de vapor, rindiendo culto a Baco. El aguardiente fluía denso y transparente en bombonas forradas de tomizas de esparto.
         Llegaba la Pura y los camales, colgados-descansados, esperaban la faena del diestro matachín. El pueblo quedaba impregnado de olor a cebollas cocidas, especias, gachas, ajo pringue y catas de fritorio del “mataero”.
         Vecinos afanados entraban y salían, deshaciendo -porte a porte- un cerro de leña de carrasca y chasca fina. Cortezas y hojarascas, barridas de la calle, avivaban el sagato y subían -con copas de cazalla- colores en mejillas.
         Pasaba la Pura y las calles, envueltas en niebla glasé, se llenaban de palillas que olían a gloria bendita, cuchiflitos, mantecados, suspiros, tortas de naranja y de manteca -con chicharras-, para calentar al oro de la lumbre.
         Sonidos idiófonos de zambombas, pandero, botella y almirez, anunciaban, en las misas de gozos, que la Pascua estaba al caer.
         El pastor en su “Rieju” -piloto noctámbulo- vestido con morral, zamarra y mono, desafiaba -calle Magdalena- navajas punzantes en forma de chupetes y al mismo Terne, en el 70, camino de Albacete.
         Son las doce y el culo de la pila del corral es un témpano sin retorno, hoy tampoco se deshace. 
         Una algarabía de niños envueltos con verdugos tapabocas -de vaho helado-, cartera y notas en mano, corrían a sus casas con las manos gélidas, en busca del rescoldo de la estufa.
         El hervor del puchero levantaba panecillos de un potaje inmerso en reflejos de azafrán -a destiempo, no es viernes santo-, y anuncia que Dios, antes de morir, tiene que nacer.
         Los primeros hielos alertaban de la llegada del invierno y el cierzo traía frío en forma de chuscas de nieve,  cuajando, poco a poco,  las ramas de un pimpollo de sabina -plantado en medio de la plaza-, rodeado de mortecinas  luces amarillas.
         La madre daba forma a una rama de barda estrellada, para cobijar el Misterio del Dios de los hombres. La abuela liaba entre sus manos una oveja de algodón en rama y a la par canturreaba un aguilandero de versos imposibles que nadie escribió, de aquellos que aprendió de los labios de su madre, tal como lo cantaron los pastores -hace más de dos mil años- al niño Manuel:
“Pues dígale algo, pues que le diré,
capotes sin mangas, yo se las pondré..”
Felices pascuas.

 © Ramón Fernández Chillerón


Plaza de El Bonillo nevada