lunes, 17 de octubre de 2011

50 AÑOS DEL BAR “CHIRALES”


                                   De barbería-frutería a fábrica de hielo y bar.
La inauguración  se realizó en vísperas de la feria del Cristo del año 1961
            Ajeno a las guías turísticas y de lugares con encanto, gracias a Dios, en la esquina de la calle Santa Catalina con la calle Médico Solana se encuentra el bar “Chirales”.
            El local donde se ubica el establecimiento, antes de destinarse a bar, fue regentado por Emiliano Zamora -padre- y su uso fue el de barbería, uso compartido con la frutería del hermano Teruel, pues el local estaba dividido en dos.
            En el año 1947 forman sociedad Juan de Dios Sánchez -padre- y Ovidio Sánchez -padre- y se abre por primera vez un bar en la citada esquina, vinculándose a la fábrica de gaseosas de la edificación colindante a través de una puerta interior, todo ello en planta baja, pues en el subsuelo habían instalado una industria de fabricación de hielo. Hielo que costaba que cuajase por las bajadas y subidas de tensión eléctrica que impedían una congelación continua. El líquido elemento era suministrado por Víctor, el aguador, en cubas arrastradas por caballerías, pues en las casas no había agua potable.
            Tras disolverse la sociedad, la fábrica de gaseosas siguió funcionando a cargo de Ovidio Sánchez, “Espumosos el Cordero lo mejor del mundo entero”, y el bar y fábrica de hielo fue adquirida por la familia Rubio, Carmelo y Antonio Rubio, conocidos popularmente por “Chirales”.
            La inauguración  del nuevo bar se realizó en vísperas de la feria del Cristo, un diez de septiembre del año 1961. Este año se cumple medio siglo de aquella inauguración. Cincuenta años deleitándonos a foráneos y visitantes con una carta de exquisitos placeres culinarios, que forman parte de una dieta más bonillera que mediterránea: codillos, landres, oreja, rabo, sesos -también navajas y frituras de pescado-, que han convertido el citado establecimiento en templo de la cocina local, obligado de visitar.
            Toda la familia “Chirales” ha trabajado a lo largo de los años en el establecimiento, pues se trata de un negocio familiar que año tras año ha mantenido su clientela y ha aumentado la misma en períodos vacacionales.            Aún recuerdo como de pequeños nos acercábamos al alto mostrador a pedir chapas, para jugar en la plaza, a Antonio o a Carmelo, y Carmelo Rubio -camisa blanca y pelo blanco- gustosamente nos las daba.
            En la actualidad el mismo es regentado por Antonio Rubio, hijo de Carmelo Rubio, disponibilidad y servicio en todo momento -a veces cuenta con la ayuda de sus sobrinos-, pero el alma del bar “Chirales” está en la planta de arriba, donde sus hermanas, Milagros y María del Carmen, adoban, enharinan y dan el punto a carnes y frituras.
            El Bar “Chirales” cumple cincuenta años y todo lo que sirven en él está exquisito y aún sin aparecer en la guías turísticas y lugares de donde comer bien -gracias a Dios-, si tu quieres tapear los placeres de nuestra tierra, posiblemente tengas que esperar a que, con un poco de suerte, quede una mesa libre.  
  Ramón Fernández Chillerón